Aquí dejo un enlace de un video llamado Baby Human que he visto y me parece muy interesante sobre el que se ve perfectamente lo importante que es la expresión, como ya desde muy pequeños reconocemos el significado de la sonrisa, la mirada, el tono de voz y por supuesto sobre el gran Chomsky y su teoría sobre el dispositivo de adquisición del lenguaje.
Os voy hacer un resumen de video, vereis
hay que tener en cuenta que el bebé tiene una capacidad innata asombrosa para aprender cualquier idioma, de hecho se convierten en especialistas en un idioma vinculado a una cultura concreta. Para conocer el motivo de ello, se llevó a cabo un experimento con un bebé de 6 meses a manos de Janet Werken denominado “ba-dá”. Consiste en colocar al bebé delante de un juguete colorido para llamar su atención mientras de fondo se escucha dos sonidos en una cinta, uno es “ba” y el otro es “da”. Cuando suena el segundo, aparece un conejito iluminado y cuando suena el primero desaparece. Posteriormente cuando vuelve a sonar el segundo, incluso antes de que se ilumine el conejito, el bebé ya gira la mirada hacia donde está situado. Esto significa que empieza a asociar los sonidos con los objetos que le rodean y a distinguirlos, de ahí que se diga que a esta edad de 6 meses sea un oyente universal.
Este mismo experimento se realiza con un bebé de 10 meses el cual nunca ha oído hablar en el idioma que ponen
los sonidos “ba-da”. De ahí que al escucharlos muestre más interés por el juguete que por ellos. Esto llevó a la
conclusión de que a los 10 meses el bebé deja de ser el oyente universal y ya no diferencia todos los sonidos que se le muestran.
No es que pierda su capacidad de distinguir sonidos de otro idioma, sino que el cerebro va clasificando el caótico mundo de los sonidos y selecciona los de su idioma, comienza a filtrar sonidos que el bebé no escucha en su entorno. Esto hace que el bebé sea incapaz de distinguir sonidos de otros idiomas.
Según un experimento que realiza Patricia Kuhl llamado “exposición al mandarín”, se leen a niños entre 9 y 10 meses cuentos en Mandarín, y aunque nunca halla escuchado este idioma, se mantiene atento sin perder detalle. Unas sesiones después realiza de nuevo el experimento y permite ver que al haber escuchado Mandarín durante el período sensible del bebé, que es cuando la mayoría de los cerebros de los niños empieza a filtrar sonidos que forman parte de su lengua materna, un niño que crece con más de un idioma puede aprender los sonidos de ambas lenguas, pero es la capacidad para producir sonidos lo que estimula la siguiente etapa hasta llegar al habla.
Se habla también sobre la manera y tono que tenemos los adultos para comunicarnos con los bebés. Esto es lo que se conoce como “habla infantil o idioma infantil”. Se caracteriza fundamentalmente por el uso de un tono cantarín, la voz más aguda y también por el uso de oraciones reducidas a frases cortas.
Al exagerar su madre las palabras alargando las vocales, el bebé de 5 meses va haciéndose un mapa acústico de su idioma materno y, repitiendo las palabras, su madre ayuda al bebé a aprenderlas enfatizando las más importantes que tienen significado. A los 9 meses se produce el balbuceo, en el cual tiene lugar la asociación de sonidos y boca, que es cuando la madre pronuncia su nombre y el bebé escucha y comprende. La imitación y la repetición son la clave para aprender un idioma. Señalar representa un gran paso mental para el bebé, y sobre todo para los niños con problemas de audición, el acto de señalar va estrechamente unido a la comunicación. Esto se conoce como “lenguaje de signos”.
A los 12 meses han aprendido a interpretar expresiones faciales y gestos. Y después del año se lleva a cabo la pronunciación de palabras completas. Alrededor de los 18 meses el niño cuenta con un vocabulario activo entre 50 y 100 palabras pero entienden mucho más de lo que saben decir. Casi el 70% de las palabras son nombres de cosas que conocen de su vida diaria. Asocian sonidos con palabras y luego con significados. Después tiene lugar la explosión del lenguaje, que es la forma decisiva para aprender los nombres que tienen las cosas. Luego, mencionan mini frases de dos palabras aisladas. La imaginación florece cuando el lenguaje llega a los juegos, su mundo interior se vuelve visible.
Por último, a los 24 meses suelen usar unas 300 palabras aproximadamente y entienden unas 1000.
Se da el momento crítico para aprender un idioma y a la hora de acostarse es cuando los niños ponen en práctica lo aprendido durante el día repitiéndolo antes de dormir. Aquí se da la relación Sonido – Balbucear – Articular.
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